Basta solo restablecer la confianza en nosotros mismos y con el mundo exterior para vivir una realidad más plena y feliz. Mirar y ver dependen de nuestra propia mirada que se ve predeterminada en la mayoría de las ocasiones por percepciones subjetivas de la realidad, condicionadas y deformadas por nuestro estado anímico.
El cansancio, el hastío, la desilusión y el debilitamiento interior, en el marco de un cotidiano entristecido por la desilusión de no haber logrado nuestras metas y sueños, viéndonos sumergidos en quehaceres, obligaciones y problemas de toda índole, nos producen debilitamiento interior, y puede que sintamos una pérdida de autoestima y un gran temor al cambio que deseamos.
Salir de ese estado nos exige un acto de fortaleza que algunos creen no poseer. Limpiar ese interior ensombrecido por las dudas y por los hábitos emocionales y esquemas de conducta que nos aprisionan e imposibilitan el cambio, no es siempre tan dificultoso como creemos y basta sólo restablecer la confianza en nosotros mismos y en el mundo exterior para vivir una realidad más plena y feliz.
Aquello soñado y anhelado parece que nunca llegó, es el momento de revisar nuestro interior.
PARA MIRAR CON ESPERANZA, NECESITAMOS:
1.- Observar desde otro ángulo nuestras vidas. Desde el lugar en donde nuestro corazón es alentado a recibir todo lo grato, apacible, valioso, los pequeños placeres de cada día que no vemos o no hemos visto hasta el presente, todo aquello que la vida nos presenta como una donación y un regalo para nuestra existencia.
2.- Rescatar la fortaleza. Necesitamos el coraje para cambiar lo que desde nuestra reflexión e introspección sabemos que no nos satisface ni nos da felicidad alguna, solamente sentimientos de vacío y enajenación de nuestra esencia más pura y verdadera, la de ser nosotros mismos.
Los objetivos claros que dirijan nuestra mente y activen nuestros pensamientos positivos, nuestra valentía, perseverancia y tesón ,serán la clave para lograr el cambio necesitado y deseado.
3.- Rescatar los sueños. Ser nosotros mismos significa dar importancia a lo que nuestro interior necesita, nuestros sentimientos, nuestra vocación, nuestras aficiones, nuestra paz interior, no abandonar aquello que nos ennoblece y da sentido a nuestras vidas, y que a veces está reñido con el ritmo de obligaciones creadas.
Atrevámonos a emprender o desarrollar aquello que siempre quisimos realizar, aquello con lo que siempre soñamos pero para lo que nunca tuvimos ni tenemos tiempo.
Recuperar y fortalecer nuestra autoestima.
Código para recuperar nuestra estima
Revisar nuestra ética de valores.
Dar valor a todo lo que tenemos y somos.
Priorizar las responsabilidades, objetivos y actividades.
Redescubrir la ternura.
Atender y cuidar a los demás.
Desarrollar la creatividad, el amor al Arte y a la Naturaleza.
Aportar una nueva dimensión espiritual en nuestras vidas.
La mirada interior es la que dará empuje a la mirada exterior a nuestra conexión positiva con el mundo y lo que nos rodea. Para que haya luz y esperanza en nuestra mirada y para direccionar nuestro cambio hacia resultados valiosos y sólidos nuestro mundo interior tiene que ser regenerado y alimentado con nuevas formas de pensamiento y nuevas formas de sentir la vida.
MANDAMIENTOS DE UNA MIRADA INTERIOR
La mirada del corazón “Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”. Antoine de Saint Exupéry / "Le pétit prince”.
Nos mostrará un inmenso horizonte. Nos Remitirá a un ángulo escondido de nuestro gran misterio humano. Nos Devolverá al origen, sin principio ni final del Alma Humana. Nos Rescatará del naufragio del mundo de la imagen, de las apariencias. Nos aliviará de la gran soledad, de la incomunicación y del inmenso vacío que sentimos. Nos enseñará a Ser por encima del Tener. Nos hará siempre ser generosos y compasivos porque no juzgaremos sólo las apariencias o formas. Nos hará llegar al interior de los otros con amor.
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