Su espalda, dice, podría dar mejor testimonio de lo incómodo que resultaba andar con un transformador y toda clase de piezas por todos los repuestos en busca de los mejores precios. Como dueño de GB Power Inversores, con dos sucursales en Los Alcarrizos y once empleados que trabajan a tiempo completo, asegura que su fuerza de voluntad y su deseo de siempre ofrecer el mejor servicio, sin importar si perdía dinero o no, le han posicionado entre las mejores empresas de su género en la zona. Reyes Hidalgo le contó su historia a LISTÍN DIARIO.
¿Cómo comenzó todo en tu vida empresarial?
Cuando estaba terminando el bachillerato un grupo de amigos nos juntamos para hacer un curso de ensamblaje de computadoras. Pensamos en computadoras porque eso era lo que todos pensaban que dejaba dinero. Solicitamos en el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep) y nos dieron la oportunidad y entramos al curso. Mientras hicimos el de computadoras nos dicen que tenemos que hacer electrónica básica que dura tres meses, lo que significa que es mayor tiempo que el de computadora que sólo son 45 días. Si hubiese ido a otra institución sin la calidad necesaria sólo nos dan computadora. Tomamos los tres meses de electrónica y luego lo que es ensamblaje de computadoras. Nos llega un memorando que decía que quienes habíamos hecho electrónica podían entrar a un curso de inversores. En ese tiempo el que tenía uno era rarísimo. Esto pasó en el 2000.
¿Tuviste el apoyo de tu familia?
Recuerdo que cuando tomé el curso en ese tiempo hacer un inversor no era fácil. Cuando les planteé a mis padres lo que quería hacer se echaron para atrás porque ya estaban forzados con todos los gastos de estudios y lo demás. Mi mamá, que es una mujer muy laboriosa, se atrevió y me dijo que empezara, que ella me daría el dinero. Así pasó. Cuando me dio el dinero fui de los primeros que terminó el curso y cuando hago el inversor sufrió un corto circuito y el equipo jamás sirvió. Me llevé mi inversor para la casa con problemas.
¿Quién fue tu primer cliente?
Una vecina me vio haciendo el inversor de mi casa y me dijo que quería uno. También un señor que visitaba un colmado que había en mi casa se interesó al observar uno que tenía en la galería. Mi hermano fue astuto y le enseñó el que yo le había hecho a la vecina, el cual había quedado mejor. En este tiempo también entré a la universidad. El señor abrió un “san” de inversores y cada 15 días debía entregarle uno. Cuando salía de la universidad me iba a la 30 de Marzo a comprar los dispositivos y la recorría entera. Primero compraba el pesado transformador y con eso sobre mis hombros caminaba toda la calle desde el parque Independencia hasta la avenida 27 de Febrero. Recorría la calle entera para buscar los mejores precios. Llegaba a mi casa con un dolor en la espalda y explotado del cansancio.
¿Cómo te hacías para el transporte hasta Los Alcarrizos?
Cuando tomaba la guagua en la San Martín con 27 de Febrero esperaba una que viniera bien vacía para colocar el inversor debajo de un asiento, pues a veces me tocaba ir parado y muy apretado con esta caja pesada levantándome y moviéndome de lugar. Cuando me desmontaba antes de llegar la casa veía a mis amigos jugando y eso me daba nostalgia, pues yo también quería jugar. Sin embargo, sabía que mi decisión de estar en este negocio estaba tomada y siempre quise quedar bien con los compromisos. Con esta rutina entregué los inversores durante un tiempo al señor.
¿Qué experiencia tuviste en este trayecto de tu desarrollo como emprendedor?
Yo entendía que un inversor no se dañaba. Creía que al venderle uno a un cliente eso se paraba a ahí, pero comenzaron los problemas por la falta de experiencia mía y de las personas, ya que conectaban aparatos de alto consumo que no son para inversores. En esta situación estuve mucho tiempo hasta que entendí lo que sucedía. Me la pasaba visitando clientes en una bicicleta y un bulto pesado lleno de herramientas en mi espalda. Cada vez que se dañaba uno yo pensaba que la gente iba a creer que los engañaba y por eso debía acudir a su llamado a cualquier hora del día o la noche. También me pasó con una señora que me compró uno y también abrió un san y las cosas comenzaron a hacerse más grandes y el compromiso mayor.
¿Cómo fue el proceso para llegar hasta dónde se ha posicionado esta empresa?
Los “sanes” fueron el despegue. Se corría la voz de nuestra responsabilidad y calidad en el servicio. Fuimos creciendo. De un local pequeño al lado de la casa tuvimos que salir a la avenida para instalarnos en un lugar más amplio. El sacrificio y entrega con los clientes fue llegando cada vez a más personas y luego pensé que teníamos que abrir una sucursal próxima a la salida de Los Alcarrizos, ya que por ahí tienen que pasar todos los que viven aquí. Eso nos benefició y las ventas se fueron incrementando cada día. Cuando me iba a mudar de lugar mis padres no querían porque entonces tendría que pagar local, teléfono, comida y todo lo que eso conlleva, pero me enfoqué en el negocio y me puse positivo. Con el socio que comencé no sabía de fabricación de inversores, pero él buscó dinero y así se inició la empresa.
0 comentarios:
Publicar un comentario